En un contexto de creciente tensión en el Caribe, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, sostuvo una conversación telefónica con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en la que reiteró el apoyo de Moscú al gobierno de Nicolás Maduro.
Durante la llamada, Lavrov afirmó con contundencia: “No están solos”, en referencia a la situación que atraviesa Venezuela ante la presión diplomática y militar de Estados Unidos, que en los últimos días ha desplegado buques de guerra y efectivos en aguas cercanas.
El canciller ruso ratificó la “solidaridad incondicional” de su país con Caracas y advirtió que Rusia seguirá acompañando a Venezuela en la defensa de su soberanía frente a lo que calificó como medidas coercitivas externas.
Este respaldo, sin embargo, genera opiniones divididas. Para algunos sectores, el mensaje de Moscú representa un respaldo estratégico que fortalece la posición venezolana en la región. Para otros, podría significar una escalada peligrosa, ya que coloca a dos potencias mundiales en un pulso de influencia con Venezuela como epicentro.
La conversación entre Lavrov y Rodríguez se produce en un momento clave, cuando Washington aumenta la presión contra Caracas y se intensifican las denuncias de una mayor militarización en el Caribe.
Mientras tanto, el gobierno de Maduro ha celebrado el gesto ruso como un signo de que “Venezuela no está aislada y cuenta con aliados sólidos en la comunidad internacional”.
Las próximas semanas serán decisivas para determinar si esta alianza diplomática se traduce en medidas concretas o si el pulso geopolítico eleva aún más las tensiones en la región.