Un artefacto explosivo fue detonado dentro de un gimnasio del Callao mientras clientes realizaban ejercicios, sembrando el pánico y poniendo en evidencia la creciente crisis de seguridad en la región. El impacto dejó daños considerables en el establecimiento, aunque, por fortuna, no se reportaron víctimas fatales.
Según testimonios recogidos por fuentes policiales, el estallido fue tan repentino que muchos presentes apenas tuvieron tiempo de reaccionar. “El estruendo retumbó en todo el local y provocó escenas de caos e histeria”, señalaron algunos testigos que presenciaron la detonación.
Este atentado se suma a una serie de ataques con explosivos en El Callao, entre los que se incluyen agresiones contra locales de taxistas y gimnasios en semanas recientes. El patrón revela una modalidad de violencia que busca intimidar mediante el terror, a lo que se suma una sensación creciente de impunidad que alarma a la ciudadanía.
Las autoridades locales indicaron que las investigaciones ya están en marcha y cuentan con el apoyo de unidades especializadas. Se revisan grabaciones, testimonios y perímetros afectados para rastrear a los responsables y determinar si existe una conexión con redes criminales dedicadas a la extorsión y el sicariato.
Este nuevo acto delincuencial refuerza la urgencia de una estrategia coordinada con enfoque preventivo, que permita mejorar la respuesta institucional y proteger a los ciudadanos, que no pueden seguir viviendo bajo una amenaza que ya se ha vuelto recurrente en espacios públicos.
