La línea del respeto fue cruzada. En un hecho que ha remecido el ámbito local y generado indignación en la opinión pública, el alcalde distrital de Chancay, Juan Alvarez Andrade, respondió de forma directa y firme a los persistentes ataques personales que ha venido recibiendo por parte del comunicador Pedro Camacho, quien viene utilizando redes sociales y su celular como herramientas para hostigar, insultar y manchar no solo a la autoridad edil, sino también a su familia, de manera cobarde y vergonzosa.
Durante un tenso encuentro registrado en video, Juanelo encaró a Camacho con palabras claras y contundentes:
“Si tú no has respetado a tu madre, yo sí la voy a hacer respetar. Y si no fuera autoridad, las cosas serían diferentes”, dijo, alzando la voz por su madre, su hijo y su honor.
Estas palabras, lejos de ser una amenaza, fueron entendidas por la mayoría de chancayanos como una reacción humana, legítima y valiente frente al abuso de quien ha transformado la comunicación en un arma sucia.
Pedro Camacho, comunicador social, ha denigrado la esencia misma del periodismo con un actuar que dista de cualquier principio ético. Su estilo era de no fiscalización ni crítica constructiva; por el contrario era de una campaña de difamación personal, sin pruebas ni límites, centrada en el escándalo y el insulto gratuito. La opinión pública comienza a reconocer que su verdadero objetivo no es informar, sino destruir.
En contraste, la reacción del alcalde Juan Alvarez fue la de un hombre que, pese a ocupar un cargo público, no permite que el poder lo aleje de lo que realmente importa: su familia y su dignidad como persona. Su temple y su defensa con firmeza han sido interpretados como un acto de amor y coraje, ante la bajeza de ataques arteros.
Este lamentable episodio deja una lección: el poder de las redes sociales no puede estar en manos de quienes no conocen el límite entre la crítica y la bajeza. Ser comunicador no habilita a nadie a insultar madres, hijos ni familias. Pedro Camacho ha cruzado una línea peligrosa y ha manchado la noble labor de la comunicación social.
Hoy más que nunca, Chancay necesita líderes firmes, comunicadores responsables y una ciudadanía que no se deje manipular por quienes viven del escándalo. El respeto no se negocia, y el alcalde Juan Alvarez Andrade lo ha dejado claro.
