Gianfranco Torres Navarro, conocido en el mundo del crimen como “Gianfranco 23”, fue capturado en Estados Unidos tras años de ser considerado uno de los sicarios más peligrosos del Perú. Se le atribuyen 23 asesinatos, cifra que habría marcado con tatuajes en su cuerpo, y el liderazgo de la organización criminal “Los Killers de Ventanilla”, dedicada al sicariato y la extorsión.
Desde 2022, Torres Navarro habría dirigido la banda imponiendo terror en el Callao y Ventanilla. Su grupo ejecutaba asesinatos por encargo y extorsionaba a empresarios de construcción civil, obligándolos a pagar “cupos” para permitirles trabajar. Entre sus crímenes más sonados figura el asesinato de un policía en retiro en un restaurante de San Miguel.
“Estamos frente a un individuo que no solo dirigía una red criminal, sino que también simbolizaba la violencia extrema que azota nuestra sociedad”, señaló una fuente policial vinculada al caso.
Su captura se produjo el 14 de agosto en Nueva York, gracias a la coordinación entre Interpol, agencias estadounidenses y autoridades peruanas. Se encontraba en situación migratoria irregular y vivía junto a su pareja, quien también estaría vinculada a la organización. La Fiscalía ha solicitado 36 meses de prisión preventiva para ambos.
Perspectiva política y social: La detención de “Gianfranco 23” representa un duro golpe al crimen organizado en el Callao y Ventanilla. Sin embargo, su prolongada fuga y facilidad para salir del país revelan las debilidades en el control fronterizo y en la persecución penal. La verdadera victoria no será solo su captura, sino garantizar que enfrente un juicio ejemplar que envíe un mensaje claro: la justicia peruana no debe tener fronteras.
