La ciudad de Cali vivió una mañana marcada por el terror luego de que un carro bomba explotara frente a la Base Aérea Marco Fidel Suárez, dejando al menos cinco personas muertas y más de treinta heridas, según reportes preliminares de las autoridades locales.
La fuerte detonación sacudió barrios aledaños, generando escenas de pánico y caos entre la población. Testigos narraron que la onda expansiva destruyó viviendas cercanas, dañó vehículos y provocó un incendio que fue controlado horas después por los bomberos.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, condenó el hecho con firmeza. “Es un acto terrorista que no quedará impune. Las disidencias armadas que operan en la región son responsables de este ataque contra la vida y la seguridad de los colombianos”, señaló en un mensaje oficial.
Por su parte, la Fuerza Aeroespacial Colombiana confirmó que reforzará de inmediato la seguridad en todas sus instalaciones. Tropas del Ejército, junto con la Policía Nacional, se desplegaron en la zona para asegurar el área, remover escombros y atender a las víctimas.
Este nuevo atentado ha encendido las alarmas sobre la persistencia de la violencia terrorista en el país. Analistas de seguridad destacan que la acción contra una base militar refleja la capacidad de las organizaciones ilegales para golpear incluso el corazón de las fuerzas armadas.
Las autoridades continúan con las investigaciones y no descartan nuevas operaciones contra los grupos responsables. Entretanto, la población de Cali permanece en alerta, exigiendo mayor seguridad ante la amenaza latente que vuelve a estremecer a Colombia.